Diez dias de borrasca en Centroeuropa, ininterrumpidos. Las montañas cargadas de agua, bajo nubes que las cubren. Las temperaturas descendidas a casi 0 grados, en pleno final de agosto. El video, que muy dificilmente pude ejecutar, muestra una de tantas situaciones en aventura que muchas veces no pueden ser documentadas, y son la pura realidad del momento. Y esto son solo dosmiles europeos.
Tras dejar Rysianka y recibir simpatía y gratitud de personas que escuchan nuestras andanzas, nos encontraremos con Ronald, un tipo eslovaco, joven médico, alpinista en sus tiempos libres, y con el que compartiremos camino las siguientes jornadas. Caminamos por la cresta constantemente, frontera natural entre Polonia y Eslovaquia, y llegaremos a la base Głuchaczki, tras 20km, lugar remoto previo al Parque Nacional de Babiogór, donde haremos noche en tiendas de campaña militares, y cocinaremos al fuego junto a unos pocos alpinistas del lugar.
De allí, y bajo las grandes nubes, caminamos para refugiarnos de la gran borrasca en el refugio de Markowe Szczawiny, la noche previa al ascenso a Babia Góra, pico más alto del camino Beskidzki por el que peregrinamos, y donde intentaremos sobrevivir en el intento -video inicial-. Las noches son muy frias, y decidimos colarnos en el cuarto de Roni, evitando poner la tienda de campaña en pleno diluvio en los aledaños al albergue citado. Al dia siguiente, y tras dudas sobre si hacer cima y continuar, decidimos finalmente salir los 17km que nos separan hasta el siguiente refugio, y hacer cumbre en Babia Góra.
Desde lo alto, donde la vegetación escasea y se comprime para hacer frente a los vientos de cumbre, donde las piedras se suceden hasta el punto más elevado, y donde todo se muestra con mas fuerza que nunca, la furia natural de alturas humildes en latitudes frías, correremos en el descenso, junto con las aguas fluviales que conquistan el camino, muy fríos, para alcanzar en 15km un refugio posible. Finalmente aguardaremos la llegada de nuestro compi eslovaco, al fuego, y degustando sopas polacas junto al termo del té, en el albergue de Hali Krupowej, desde donde escribo estas lineas tras dos noches sin poder salir al camino de nuevo, estando atrapados en un paraiso natural, rodeados de aguaceros constantes y frios invernales.
Tras este revés atmosférico, y teniendo en cuenta mi próxima incursión en bicicleta de miles de kms hacia tierras ibéricas, he decidido hacer los últimos dias de incursión a pie por los Cárpatos, alcanzando los 700km aproximadamente, y subirme a la bici lo antes posible.
La casa de los pitufos, la seta más famosa, la Matamoscas, que te lleva de viaje, finalmente nos deleita con su belleza |
Base de campaña Głuchaczki, donde hacemos noche |
Ronald, alpinista eslovaco, en el camino hacia Markowe |
Vistas desde el tan esperado refugio Hali Krupowej, tras 15km desde cumbre |
Vaya odisea, ya tendrás ganas de poner rumbo a tierras cálidas y disfrutar de los días soleados que le quedan todavía a este verano mediterraneo
ResponderEliminarMucho ánimo para esta maravillosa aventura.
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