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viernes, 27 de agosto de 2021

POLONIA | A PIE POR LOS CÁRPATOS

Kilómetro 530 a pie. Escribo a 1300mts, desde el albergue de montaña Rysianka, Camino Nacional de Beskidzki, cordillera de los Cárpatos occidentales, entre Polonia y Eslovaquia


Hace un mes exacto aparqué temporalmente la bici en Domaradz, en el sureste polaco, y alcancé a Dari en el comienzo de la incursión a pie por las cordilleras eslavas de centroeuropa, comenzando en la primera cordillera: los Sudetes. El camino principal de los Sudetes discurre desde la primera elevacion al suroeste polaco, cercano a Alemania y la Rep. Checa, en el pueblo Swieradów-Zdroj, hacia las pequeñas elevaciones, repartidas en diferentes sierras hacia el Este, y colindando en las crestas con los hermanados checos.


Al salir de Cracovia pedaleando sentí una oportunidad de andar con lo mínimo a la espalda, finalmente en ‘época estival’ -aunque con tanta lluvia, y ahora las noches a finales de agosto rozan los 4 grados por encima de 1000mts, no he sentido el verano- y acompañar una vez más a una auténtica en su peregrinación por el folclore de las montañas polacas, checas y eslovacas. La tienda de campaña, el saco estival -que estos dias de frio son poca cobertura corporal- y el hornillo portable, junto a algún otro básico en la mochila, y el resto para víveres, componen un material para un camino austero y libre entre bosques, montes y valles.


La tradición de estos caminos se remonta desde hace siglos. Los polacos, checos y eslovacos aman las montañas que recorren sus tierras, y hay una jerga y ambiente especial, palpable en las alturas y entre gentes con idiomas similares, que se entrecruzan por las crestas y coinciden en refugios y albergues limitrofes. Ir muy despacio, observar y convivir en altura, respirar el puro frescor, manejar cada noche la humedad de lluvias que acechan desde julio, engullir el fruto silvestre de arbustos que te ofrecen a cada paso arándanos, frambuesas, moras, fresas… y ahora manzanas y ciruelas de árboles en valles que presumen de sus colores frutales en ebullición; verdes, rojos, amarillos y morados. 


El aprovisionamiento esencial para mantener un minimo comestible en la mochila, manejando las distancias a posibles tiendas de comestibles donde aprovisionarnos en los valles, o donde encontrar comida. Las lluvias de verano nos ofrecen la posibilidad de obtener casi diariamente menu micológico basado en ricas setas y boletus de los que aprender dia a dia, y que incluir en los pequeños pucheros del hornillo o como salsa de pastas y arroces. 


El camino rojo nos adentra en bosques predominantes de abetos europeos, coniferas constantes robustas al frio que pueblan las montañas de Europa, hayedos y robledales también. Convivimos con su fauna, silenciosa entre la frondosidad verdosa del abismo; corzos, urogallos, ciervos, jabalies, linces y lobos, alejados del paso del humano. Coincidimos en altura con ruinas de pasadas fortalezas, torres con muchos siglos a la espalda y que algún dia fueron fuertes, como el castillo de Rogowiec, o autenticos santuarios de evangelistas en mitad de laderas frondosas isoladas, como el lugar de culto frente a la piedra de Rowiec, que invita a momentos de conexión profunda. 


Durante el paso por las montañas de Gór Stolowych -montañas con formas de mesa, aplanadas-, nos topamos de cara con un turismo de masas que acecha la cima de Karlów, y que destroza la fauna y flora del lugar, espacio protegido. Estas montañas esconden en sus lugares mas recónditos, entre bosques de pinos, formaciones millonarias de rocas que se sobreponen y crean figuras para imaginar. Estas rocas en formas de setas gigantes son antiguos sustratos de arena emergidos del mar que bañaba esta zona de Europa hace mas de 100 millones de años, cuando inversamente el mar Báltico era un bosque y se encontraba en la superficie terrestre -de este mar emana la mayor reserva de ámbar de Europa, que encontrarás a la venta en las joyerias del centro de Varsovia-. 


Tras una dificil conexión telefónica con Madzia y Jan, polaca y holandés que rondan la segunda altura más elevada de los Sudetes polacos, Snieznik, coinicidiremos en el albergue que inicia el ascenso al pico. Estos intérpretes de la aventura, nómadas por Europa, afincados sobre sus bicicletas humildes desde hace meses, en su cruce desde Holanda a Polonia, y con rumbo al país galo para hacer labor en la vendimia de septiembre, se unirán al camino durante las últimas jornadas de montaña del camino de los Sudetes. Con ellos, y junto a Bogdan -mi gran compi y colega bielorruso con el que trabajé en Roweria.pl-, Magda y la escaladora Goszia, que se unirán los próximos días, formaremos equipo, frente a la gran hoguera acometida en el último refugio de montaña del primer camino, Sudetes, antes de la bajada al valle en Zloty Stok. 


Los lagos de las llanuras, Paczkowski y Otmuchowskie serán nuestras últimas dos noches acompañados, donde, tras pasos lluviosos, cocinaremos al calor de la hoguera maíces recién recolectados de los inmensos maizales, que muestran sus frutos tras un año climático tan irregular. Nuestro camino hacia Prudnik, último pueblo del camino Sudetes, será principalmente entre tierras cosechadas y removidas, recolectando setas tras las lluvias, y ascendiendo al último pequeño monte, Biskupia Kopa.


Abordamos la olvidada estación de tren de Prudnik, donde esperamos durante una noche la llegada de algún medio de transporte que nos transporte a Ustron, en el valle del río Vístula -tras larga espera llegaremos en autostop con dos coches-, para comenzar el camino de Beskidzki, mas elevado, frondoso y menos transitado, principal de los Cárpatos polacos, como continuación de este camino por las cordilleras eslavas que me acercan poco a poco, a pie, donde aguarda mi bicicleta en el Este.


Chequeando mapas, en las ruinas del antiguo pueblo alemán Kolonia

Formaciones rocosas de cientos de millones de años, en Gór Stolowych. Antiguas capas de arena del mar que cubría la zona

Albergue Zygmontówka en Góry Sowie (montañas de Búhos), sale el Sol tras días de lluvia

Retratado por Daria, en dias de lluvia

Jan, Daria y Madzia, en la cima de Skaly Nowowieskie

Comienzo de los próximos 500km del Camino de Bieskidzki, en Ustron

A 1300m sobre el nivel del mar, vistas desde el albergue Rysianka, al fondo las montañas Tatra emergen de las nubes

Lugar de culto evangelista frente a la piedra de Rowiec (s. XVII)

1 comentario:

  1. El equipamiento para el frío y la nieve es esencial para poder disfrutar de actividades al aire libre durante el invierno. Es recomendable contar con ropa térmica, guantes, gorros y calzado adecuado para mantenerse abrigado y protegido del clima extremo.

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